Cerca de cinco millones de fieles se reciben año con año en el atrio de la Basílica de Guadalupe para la veneración de la Virgen. Estamos en la Ciudad de México, en La Villa, reconocida como santuario y basílica por El Vaticano.
En el año de 1521 un indígena de nombre Juan Diego iba a una de sus lecciones de catecismo, cuando, súbitamente, en lo alto del cerro del Tepeyac, se presentó ante él, la Virgen María. Ella le solicitó al indígena que hablara con el obispo, para transmitirle su deseo de que allí se construyera un templo. Así procedió Juan Diego, pero Fray Juan de Zumárraga no le creyó. Este cuento se repitió por tres días hasta que el religioso finalmente le creyó a Juan Diego, ya que en la manta de este último, en la que había transportado Rosas de Castilla como prueba de su encuentro con la Virgen apareció la imagen misma de María.
Desde entonces, millones de fieles llegados de distintos lugares y regiones de la República Mexicana, transitan a pie más de 500 kilómetros para arribar a la Basílica de Guadalupe y honrar a la Virgen Morena, uno de los símbolos de identidad de mayor relevancia para los habitantes de México. En la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, el día 12 de Diciembre, la procesión es impresionante, puesto que las filas de visitantes son enormes. Y para, festejar a María varios cantantes de renombre y todos los asistentes le cantan con fervor, las tradicionales “Mañanitas”.