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Mi primer viaje en pareja

Mi primer viaje en pareja


Antonio y yo nos llevamos de maravilla. Hace un año que nos conocimos y hemos disfrutado de muchos bellos momentos. Él es un hombre encantador, muy atento y detallista; es un emprendedor que está luchando por salir adelante, al igual que yo.

Nuestras empresas son pequeñas, pero dan más trabajo que una compañía mediana o grande y ocupan mucho de nuestro tiempo.

Llevamos juntos un año, que a mí me ha parecido un día, y aunque nos hemos propuesto romper la rutina con un viaje, nuestras ocupaciones no lo han permitido.

Recuerdo que hace un par de meses, planeamos salir a un lugar cercano a Guanajuato; elegimos la fecha, y reservamos nuestro hotel, en un lugar muy bonito: Tequila Jalisco. Justo cuando estábamos a un par de días de salir, ocurrió un imprevisto en mi empresa de repostería que me impidió salir de viaje. Estaba muy apenada con Antonio, pero él tiene otra cualidad que adoro: escuchar. Entendió que no podía irme y cancelamos el viaje.

Los meses pasaron y yo no dejaba de sentirme un poco mal por no haber podido tomarnos un tiempo para los dos, alejados de la rutina. Fue así que, sin consultarlo con él, tomé el riesgo de planear nuevamente ese viaje, un fin de semana juntos, pero quería que fuera muy especial, algo que él nunca pudiera olvidar. Así que reservé nuevamente el mismo hotel que cancelamos meses antes, con una pequeña sorpresa: contraté un paquete romántico para los dos.

Una semana antes de mi salida sorpresa, en una salida al cine, donde vimos una película súper romántica, le dije que por cuestiones de mi empresa, debía salir de viaje, pero que me gustaría que me acompañara, pues era un fin de semana que podríamos aprovechar para tener tiempo para los dos. Agregué que sería en Tequila Jalisco y no dije más. Él en verdad se sorprendió y aceptó acompañarme.

Salimos de la ciudad el sábado temprano y durante las cuatro horas que más o menos duró nuestro viaje, pudimos alejarnos de la rutina, aunque supuestamente yo iba a trabajar.

Al llegar a Tequila Jalisco, sus calles empedradas y su ambiente colonial nos conquistaron y el hotel Villa Tequila acabó por dejarnos muy felices. Le dije a Antonio que mi cita de negocios sería a las nueve de la noche, así que tendríamos tiempo para salir y caminar por el pueblo mágico.

La habitación nos encantó; muy amplia y cómoda. Desempacamos algunas cosas de las maletas y nos pusimos cómodos para salir a explorar; nos habían recomendado visitar una de las destilerías del pueblo, y hacía allá nos dirigimos. Mi plan estaba en marcha.

Nos entretuvimos en la destilería y en el casco antiguo del pueblo; comimos algo ligero y visitamos varios lugares con historia. Cuando regresamos al hotel, nos preparamos para cenar, y le pedí que me acompañara no al restaurante, sino a otro lugar. Llegamos y Antonio se quedó asombrado: el hotel nos había decorado su antigua cava para nuestra cena.

El chef preparó un menú de tres tiempos, con una comida muy típica del lugar –a Antonio le encanta probar nuevos sabores- y el mesero que nos asignaron, súper amable y muy discreto: nos dio siempre nuestro espacio.

Durante la cena, le comenté a Antonio que todo esto había sido parte de un plan, en parte para disculparme por haber cancelado nuestro viaje meses atrás, y también para sorprenderlo. Pero él terminó por darme otra sorpresa, que no formaba parte del paquete romántico, cuando al terminar de cenar me pidió matrimonio. Vivo muy feliz desde entonces.   



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