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Hércules
Es hora de desmitificar a los personajes de la mitología griega, al menos a uno de sus semidioses, Hércules, a través de la película en live action que dirige Brett Ratner y protagoniza Dwayne Johnson.
Basado en el cómic de Steve Moore, Ratner y su equipo de guionistas –Ryan Condal y Evan Spiliotopoulos– optaron por mostrar a un Hércules más mortal que dios, un hombre con un físico no exagerado –sin apoyo de los efectos especiales–, como Superman (Man of Steel, 2013), pero sí con una musculatura forjada por disciplina.
Con un presupuesto de 100 millones de dólares, no se esperaba mucho de la cinta por los avances y el reparto; sin embargo, por esas bajas expectativas Hércules sorprende en la pantalla grande.
El mayor mérito del director es el de lograr el retrato de un mercenario y no el del un héroe, y que se convierte en leyenda gracias a la compañía de un pequeño equipo de guerreros y, especialmente, de un orador responsable de recitar en cada pueblo las anécdotas de Hércules –algo así como un publirrelacionista.
El filme va de menos a más para evidenciar la evolución del personaje central. Pero no sólo la trama es clara en ese desarrollo, las batallas son cada vez mayores y, por ende, los efectos visuales y de sonido van en ascenso.
Pero, como dicen, “no todo lo que brilla es oro”, y pese a su gran propuesta, Hércules tiene varios puntos flacos que le quitan mérito a Ratner. Como primer ejemplo está el reparto, pues pese a humanizar al vástago de Zeus a través del cuerpo de The Rock Johnson, el actor no logra darle credibilidad a las acciones y los diálogos.
Las líneas son otra flaqueza de la cinta, al conducirnos a escenarios predecibles y crear situaciones de risa involuntaria. Esto también provoca, junto con los repentinos cambios de set, que Hércules vaya de prisa sin detenerse para explicar o asimilar cada paso del mercenario.
Hércules podrá disfrutarse en 2D, 3D, 4DX y IMAX 3D.
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