Sin duda que el Centro Histórico de la Ciudad de México es un ámbito en donde se respira historia, cultura y dinamismo comercial hasta en el más pequeño de sus rincones. Cada una de las calles principales del primer cuadro de la capital, nos permiten tomar magníficos paseos, ideales para disfrutar durante el fin de semana. En lo que sigue, vamos a comentar desde esta perspectiva, aspectos interesantes de la Calle de Donceles, una de las más emblemáticas del Centro Histórico de la Ciudad de México. En primera instancia cabe anticipar el aspecto más destacado de esta antigua calle: la gran cantidad y calidad de librerías de viejo que allí aparecen.
Sorprende saber que Donceles podría ser la calle con el nombre más antiguo de toda la Ciudad de México. Se sabe que en 1524, es decir, solo tres años después de la rendición de Tenochtitlan, la calle de Donceles ya tenía ese nombre. Es una calle eminentemente orientada a la cultura, puesto que en ella, han estado instaladas importantes dependencias relacionadas con la política, educación y la cultura de nuestro país: el Colegio Nacional, la Academia de la Lengua y el edificio del Senado, por ejemplo.
Uno de los rincones más aconsejables para disfrutar en la Calle de Donceles durante un paseo de fin de semana, es el que forma esta vía pública con la calle de República de Chile. Desde este punto se pueden contemplar algunos de los mejores paisajes urbanos del centro de la capital. Algunos edificios de Donceles son famosos por su notable proyección arquitectónica: tal es el caso del Hospital del Divino Salvador, un antiguo sanatorio mental para mujeres. Estamos ante una calle llena de sortilegio, misma en la cual, en el ficticio número 815, Carlos Fuentes ubico las acciones de su novela fantástica “Aura”.
Por último, vale la pena dedicar un fin de semana completo para explorar los tesoros en ediciones de colección y ofertas increíbles de libros antiguos, de las 29 librerías de viejo de la calle de Donceles. Son lugares entrañables, con el inconfundible aroma del papel viejo, la tinta y la humedad: algunos de estos negocios están dedicados a cierta clase de libros, por ejemplo, jurídicos o religiosos; otros, en cambio, se abren de secciones en secciones, con estantes colmados de libros, como laberintos-librerías, que se asemejan, para quienes los saben valorar, a imágenes del paraíso.
YO . . . EL LIBRO USADO
“Soy conocimiento, luz y pensamiento.”
Orgulloso grito,
mi origen bendito,
nací en una imprenta,
sin mancha ni afrenta.
Crecí en los estantes,
baldas, confortantes,
pasé varios años
en los entrepaños.
Anaquel, repisa,
sin correrme prisa,
me mostré en vitrinas,
algunas muy finas.
Probé aparador,
también mostrador,
sabia estantería,
de una librería.
Por cierto descuido,
caí en el olvido,
sólo, sin respaldo,
viví siendo saldo.
En bodegas varias,
sintiéndome paria,
estuve apilado,
dañado, . . . cansado.
Lleno de pesares,
conocí bazares,
anduve en las “ferias”
de las periferias.
En tianguis de barrio,
padecí “mal fario”,
sentí escalofrío,
toqué suelo frío.
Sufrí, cual gusano,
fui de mano en mano,
de gente ignorante,
conducta aberrante.
“Cháchara”, me dicen,
“viejo”, me maldicen,
arrancan mis pastas,
preciosas y castas.
Me rompen las hojas,
que lucen añosas,
me pisan, me avientan,
mi ser desalientan.
Hoy, luzco maltrecho,
mas no soy desecho,
aunque estoy “usado”, . . .
quiero ser comprado.
Respeto exijo,
con celo prolijo,
requiero cuidado,
ser revalorado.
Pues, no soy “pirata”,
de tinta barata,
cultura contengo,
a eso me atengo.
Necesito, urgente,
por lúcida gente,
ser reglamentado
y . . . dignificado.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 15 de octubre del 2007
Dedicado a mi papá, Gonzalo Ramos Amaya (QEPD)
Reg. SEP Indautor No. 03-2008-071113112400-14
YO . . . EL LIBRO USADO
“Soy conocimiento, luz y pensamiento.”
Orgulloso grito
mi origen bendito,
nací en una imprenta,
sin mancha ni afrenta.
Deseado, . . . amado,
salí encuadernado
del taller, cordial,
de una editorial.
Crecí en los estantes,
baldas, confortantes,
pasé varios años
en los entrepaños.
Anaquel, repisa,
sin correrme prisa,
me mostré en vitrinas,
algunas muy finas.
Probé aparador,
también mostrador,
sabia estantería,
de una librería.
Por cierto descuido,
caí en el olvido,
sólo, sin respaldo,
viví siendo saldo.
En bodegas varias,
sintiéndome paria,
estuve apilado,
dañado, . . . cansado.
Lleno de pesares,
conocí bazares,
anduve en las “ferias”
de las periferias.
En tianguis de barrio,
padecí “mal fario”,
sentí escalofrío,
toqué suelo frío.
Sufrí, cual gusano,
fui de mano en mano,
de gente ignorante,
conducta aberrante.
“Cháchara”, me dicen,
“viejo”, me maldicen,
arrancan mis pastas,
preciosas y castas.
Me rompen las hojas,
que lucen añosas,
me pisan, me avientan,
mi ser desalientan.
Hoy, luzco maltrecho,
mas no soy desecho,
aunque estoy “usado”, . . .
quiero ser comprado.
Respeto exijo,
con celo prolijo,
requiero cuidado,
ser revalorado.
Pues, no soy “pirata”,
de tinta barata,
cultura contengo,
a eso me atengo.
Necesito, urgente,
por lúcida gente,
ser reglamentado
y . . . dignificado.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 15 de octubre del 2007
Dedicado a mi papá, Gonzalo Ramos Amaya (QEPD)
Reg. SEP Indautor No. 03-2008-071113112400-14
LIBRERIA DE VIEJO
“Se vuelve lo más deseado, el hallazgo . . . inesperado.”
Librería de viejo,
la de aroma añejo,
librería de usado,
del tiempo pasado.
Frecuentes visitas,
todas exquisitas,
lugar fascinante,
misterio constante.
Pisar laberinto
del saber, . . . recinto,
encapsulamiento
del conocimiento.
Como en docta gruta,
emprender la ruta,
seguir el camino
de nuestro destino.
Andar callejones,
recorrer secciones,
vagar por pasillos,
estrechos corrillos.
Vivencia, existir,
mundano sentir,
vitrinas, estantes,
sorpresas bastantes.
Mirar ejemplares,
goces oculares,
bellos empastados,
folletos gastados.
Observar impresos,
volúmenes viejos,
textos incunables,
todos invaluables.
Colecciones serias,
las enciclopedias,
ex libris, cultura,
el arte es ventura.
Curioseando vibro,
¡bendito es el libro!,
en manos delicia,
táctil la caricia.
Hojeando las obras,
la vida recobras,
nostalgia, emoción,
late el corazón.
Clásico adorado,
descatalogado,
revistas añosas,
esperan ansiosas.
¿Estudiar tú gustas
las biblias vetustas?,
esas más antiguas,
hoy, están exiguas.
Leyendo, no pecas,
joyas, bibliotecas,
de papel alhajas.
tu ser agasajas.
Precio, poco importa,
su edición te aporta,
sapiencia, instrucción,
sabia educación.
Librero anticuario,
arca, relicario,
que asilas los saldos,
opacados, gualdos.
Bodegas, tapanco,
Cliente digno, franco,
de segunda mano,
Mercader, hermano.
Repudio a lo injusto,
el trato más justo.
alma reconcilia,
tomos, bibliofilia.
Preservar el rito,
lo demás . . . es mito,
¡hábito, fiel tradición,
el hallazgo de ocasión!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 14 de marzo del 2006
Dedicado al Sr. Fermín López Casillas
Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
Me ha encantado visitar estas liibrerias de viejo, me transportan a un mundo desconocido, gracias porque existen.