Aquí se pone en entredicho el amor de una relación consolidada contra uno nacido a primera vista. ¿Cuál será más fuerte? ¿Arriesgarías al amor de tu vida por un amor nuevo?
Lucía (Sandra Echeverría) y Carlos (Juan Pablo Medina) están comprometidos, igual que Ana (Marimar Vega) y León (Sebastián Zurita). A unos días de su boda, Ana está en España viendo su vestido y Carlos viaja al mismo país europeo en búsqueda de un amigo; mientras que León y Lucía se quedan en el DF.
Durante esta breve separación se cruzaran los caminos de estos personajes, y aunque hasta aquí la historia comienza a tomar el rumbo de una telenovela, al final la cosa no es tan predecible como uno llega a pensar, el guión logra superar ese bache, aunque sin dejar de sentirse como algo hecho para la pantalla chica.
Es una comedia romántica con actores de la televisión que la gente ubica, lo que probablemente atraerá un par de espectadores, pero no es tan divertida como la película anterior de Manolo Caro, el director, No sé si cortarme las venas o dejármelas largas. Tiene unos cuantos chistoretes que levantán un poco la película, principalmente auspiciados por uno de los personajes secundarios. La aparición de El diablito no aporta mucho en el terreno de las risas y a la película.
Quizás el problema más grande de la película es que uno de los protagonistas (Zurita) es nuestra versión masculina de Kristen Stewart, al menos en esta producción: su mirada, y su cara en general, es plana y no expresa las emociones de su personaje, así que no le terminas de creer.
Otro de sus errores es el (ab)uso de una canción de Fobia, aun cunado es cosa de una escena. La rola se queda más tiempo del necesario para emplearla con personajes que están en situaciones diferentes, con uno queda, con otro no, y si la intención con este último era un énfasis por contraste, no se logró.